De Pasajero de otoño (Huerga y Fierro, 2018)
Traducción de Marcela Filippi.
PRIMAVERA 1945 (Miguel Labordeta)
¡Señor
heme aquí bajo tu gloriosa primavera
lleno de pena.
Tus reinos están mal gobernados,
mal dirigidos tus senderos
demasiado oscuro tu sentido,
es una vergüenza.
Cómo permites estos escándalos,
estas matanzas, estas comedias.
Hace tiempo perdí mi confianza en ti
oh señor desganado:
heme aquí.
Solitario y triste
bajo tu gloriosa primavera.
“Crecimiento, 1945”. Recogido en “Obra completa de Miguel Labordeta”, edición a cargo de Clemente Alonso Crespo. Los libros de la frontera 1983. Tomo I, pág.182.
OTOÑO 2021 (Miguel Ángel Yusta)
Miguel
Yo te nombré en silencio muchas veces
y te abracé otras tantas
en tiempos de silencios y de sombras.
Año cuarenta y cinco de un tiempo sin mañana
y tú estabas allí siendo testigo
de todas las miserias de este mundo
que siguen hoy hiriendo a tantos inocentes.
“Llanto seco por mis ojos perdidos
de náufrago celeste” derramaste.
Señor, por qué dejaste tan solitario y triste
al encendido pájaro de aquellas primaveras.
Por qué causa, Señor, aún no respondes
a la voz angustiada del poeta.
Es tiempo de contarse los hijos y las canas,
recordar los aullidos de los perros
en solitarias noches de vigilia
y saber que hoy no estamos como entonces.
Es tiempo todavía de abrazar al amigo,
de amar sin condiciones,
de decir muchas veces un te quiero
a quien mañana puede estar ausente.
Es tiempo de sonrisas en los ojos
húmedos todavía por las lágrimas
que las largas ausencias acopiaron
en días de silencio y soledad.
Es tiempo, ya os digo,
de abrir las puertas a la primavera
y, de momento, sujetar los brazos
cerca del corazón.
Es todavía tiempo, por fortuna,
de cielos y de soles y certezas.
De abrazos vivos aun en la distancia
que pregonen que nos necesitamos.
Es tiempo, por fortuna.
Quien lo sufrió lo sabe...
(c) Miguel Ángel Yusta. 17.4.21
(c) Imagen Mayusta
A mi padre. 1899-1979
Han pasado los años
y aquella primavera no retorna.
Tú contemplas el mundo desde el fondo
de tus muros abiertos hacia el cielo.
Han pasado los años
y la desesperanza se sosiega.
La luz proporcionada del crepúsculo
se prende de alfileres en las ruinas
de una ciudad sin luces.
Dijiste adios y basta.
Mas sin marchar del todo me posees
en un espacio temporal y cierto
que comparto cogido de tu mano,
suave y senil, en mi lejana infancia.
Camino en soledad
portador de tibios pensamientos
donde moran las huellas de tu paso
pausado y silencioso.
Y escucho desvelado tu presencia,
el tibio martilleo denso y duro
de un corazón despierto eternamente
que cuida mi camino cada día.
Creímos ser los dueños del abismo
y la distancia fue infinito anhelo.
El brillo de los astros rutilaba
sobre el tablero oscuro.
Llegamos orgullosos como dioses erguidos
sin percibir el fango en que brotamos,
la escueta levedad de los pulmones
que pueden apagarse en un instante...
Al final, terminó la cruel batalla;
todo estaba en silencio,
brillaba el sol en un cielo sin nubes,
paradoja del hombre, convertido
en retazo de orgullo, desarmado,
ceniza entre los vientos de la nada.
Una selección de quince poemas míos, traducidos por Marcela Filippi, en la presigiosa publicación de Beppe Lopez.
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EL SENA
De Saint-Denis a Ivry el Sena hace un gigantesco signo de interrogación.
Me pregunto si tal vez tiene pereza por dejar París
y, también, qué hace allí encorvado sobre el afán de los hombres.
Por la noche, el Sena parece un inmenso gusano dormido.
Es la cloaca de París
sólo redimida por miles de poetas impertinentes,
por millones de seres que lo sueñan bello.
Vía láctea del universo metropolitano
comida por los agujeros negros de nuestras frustraciones.
Pero hay algo grandioso en este Sena dormido
cuando refleja en Orsay los colores de Claude Monet
o la sonrisa de La Gioconda al pasar por el Louvre...
Puede ser que todo eso le haya hecho girar sobre sí mismo tantas veces
y no quiera marcharse de París.
LA SENNA
Da Saint-Denis a Ivry la Senna fa un gigantesco punto interrogativo.
Mi chiedo se forse senta pigrizia di lasciare Parigi
e, anche, cosa faccia lì incurvata sulla smania degli uomini.
Di notte, la Senna sembra un enorme verme addormentato.
È la cloaca di Parigi
riscattata soltanto da migliaia di poeti impertinenti,
da milioni di esseri che la sognano bella.
Via lattea dell'universo metropolitano
divorata dai buchi neri delle nostre frustrazioni.
Ma c'è qualcosa di grandioso in questa Senna addormentata
quando riflette nell'Orsay i colori di Claude Monet
o il sorriso della Gioconda passando per il Louvre ...
Può essere che tutto ciò l'abbia fatto girare su se stessa così tante volte
che non voglia lasciare Parigi.
de/di Miguel Ángel Yusta
de/di Miguel Ángel Yusta
(trad. Marcela Filippi)
Te quería decir en esta noche,
cuando ya nadie habita en la distancia
y dormidos los pájaros
es el silencio dueño de las vidas.
Te quería decir, y te lo digo
—aunque a veces me corte las palabras
el saber que tu oído las escucha
y tus ojos las miran–
que esta tarde cuando volvía a casa,
tan silencioso y solo,
mientras sobrevolaba el pensamiento
utópicos lugares,
de pronto, te me has aparecido
con tus ojos profundos
y tus manos repletas de caricias,
abierta la sonrisa,
piernas de adolescente, apresuradas
por llegar a mis brazos
y rodearme fuerte con los tuyos.
Tu cabello jugando con el viento,
extendidas las manos en el aire,
presentidas caricias.
Venías, llegabas y te quedabas...
Entonces he sentido que la tarde
se llenaba de luces
y que toda la gente sonreía.
Que aún era hermoso el mundo
y los taxis, las casas, los semáforos.
Que las tiendas, las calles, las aceras
se llenaban de luces de repente
e íbamos del brazo, felices como niños.
Pero esta tarde no has aparecido.
Por eso te lo digo,
que te he echado de menos en las horas
que otro día mataban poco a poco.
Y aunque al subir a casa
ha sonado el teléfono y me has dicho te quiero
por un momento, amor, por un momento,
las luces se apagaron en mi alma...
Por eso te repito,
pero tal vez callarme debería,
que cada tarde, amor, que cada tarde,
me dejes que la acabe entre tus brazos.
Volevo dirti in questa notte
in cui nessuno dimora in lontananza,
addormentatisi gli uccelli,
è il silenzio padrone delle vite.
Volevo dirti e te lo dico
-anche se a volte mi spezzi le parole
il sapere che il tuo orecchio le ascolti
e che i tuoi occhi le guardino -
che questa sera quando tornavo a casa,
così silenzioso e solo,
mentre il pensiero sorvolava
utopici luoghi,
all'improvviso, mi sei apparsa
con i tuoi occhi profondi
e le tue mani cariche di carezze,
il sorriso aperto,
gambe da adolescente, affrettate
di raggiungere le mie braccia
e circondarmi forte con le tue.
I tuoi capelli che giocano col vento
tese le mani in aria,
intuite carezze.
Venivi, arrivavi e restavi ...
Quindi sentivo che la sera
si riempiva di luci
e che tutta la gente sorrideva.
Che il mondo era ancora bello
e anche i taxi, le case, i semafori.
Che i negozi, le strade, i marciapiedi
si illuminavano all'improvviso
e andavamo a braccetto, felici come bambini.
Ma questa sera non sei apparsa.
Per questo ti dico,
che mi sei mancata nelle ore
che ammazzano poco a poco un altro giorno.
E anche se salendo a casa
il telefono ha squillato e mi hai detto ti amo
per un momento, amore, per un momento,
le luci si sono spente nella mia anima...
Ecco perché ti ripeto
Ma forse dovrei tacere,
che ogni sera, amore, che ogni sera,
tu mi consenta di concluderla tra le tue braccia.
(de El camino de tu nombre. Editorial Quadrivium. Girona 2011)
TRAS EL CRISTAL/DIETRO IL VETRO
de/di Miguel Ángel Yusta
(trad. Marcela Filippi)
TRAS EL CRISTAL la lluvia se estremece
(transparente silencio,
imaginadas formas).
Una gota traza un suave camino,
sin contacto posible, hacia mi mano.
Mis dedos han dejado
que se convierta en luz.
DIETRO IL VETRO la pioggia sussulta
(silenzio trasparente,
forme immaginate).
Una goccia traccia una leggera via,
senza possibile contatto, verso la mia mano.
Le mie dita permettono
che diventi luce.
(de El camino hacia tu nombre. Editorial Quadrivium. Girona 2011)
de/di Miguel Ángel Yusta
(trad. Marcela Filippi)
(de "Pasajero de otoño". Huerga&Fierro. 2018)
de/di Miguel Ángel Yusta
(trad. Marcela Filippi)
Náufrago de tu nombre
llego a tus playas, Roma.
Ella agotó ya todos mis nombres.
Caen las sílabas en lagos de silencio
hacia un olvido cierto de piel y de distancia.
La noche se hace próxima
y la ausencia estremece las aceras grises.
Sólo la luz amarilla de la última pizzería
aparece como un faro al que llego sin fuerza.
En la estación Termini aún duermen los mendigos
las postreras horas del otoño
y apresuran sus pasos los últimos viajeros.
Intento revivir en mi cerveza helada
bajo la frialdad de los neones
el movimiento de su cuerpo ebrio de luz.
Y mis dedos pretenden dibujar
el imposible nombre de sus labios.
Al final de la noche, náufrago de su aliento,
me pierdo en la tormenta de mis sábanas
en un hotel dormido y solitario
cuando ya ni los perros habitan las esquinas.
Naufrago del tuo nome
giungo sulle tue spiagge, Roma
Lei ha esaurito tutti i miei nomi.
Cadono le sillabe in laghi di silenzio
verso un vero oblio di pelle e di distanza.
La notte è prossima
e l'assenza scuote i grigi marciapiedi.
Solo la luce gialla dell'ultima pizzeria
appare come un faro che raggiungo senza forze.
Dormono ancora alla stazione Termini i mendicanti
le ultime ore dell'autunno
e gli ultimi viaggiatori affrettano i loro passi.
Cerco di rivivere nella mia birra ghiacciata
sotto la freddezza dei neon
il movimento del suo corpo ebbro di luce.
E le mie dita pretendono di disegnare
l'impossibile nome delle sue labbra.
Alla fine della notte, naufrago del suo respiro,
mi smarrisco nella tormenta delle mie lenzuola
in un albergo spento e solitario
quando ormai nemmeno i cani abitano gli angoli delle strade.
(de Pasajero de otoño. Huerga & Fierro. 2018)
Marcella Filippi, ha traducido al italiano uno de mis poemas de "Pasajero de otoño" (Huerga&Fierro). Muchas gracias, es un honor...
de/di Miguel Ángel Yusta
(trad. Marcela Filippi)
Las piedras del viejo Colosseo hablaron en la noche.
Se mecía la noche entre las viejas piedras
y les prestaba un manto de muda eternidad.
Las calles dormían húmedas, frías,
desiertas y llenas de presagios.
Se ocultaba la vida en cómodos salones,
pero yo caminaba por la nocturnidad alevosa,
buscando en las esquinas del recuerdo
un instante de gloria.
Los frenos de un coche lejano
rompían el silencio
y la tibia luz de alguna ventana
testificaba apenas la presencia del hombre.
Yo pensaba en aquellos que habían sido grandes,
me preguntaba por la razón de sus vidas,
por su grandeza crucificada...
Sólo el silencio acudía a la cita
y entre las ruinas del viejo Coliseo
la sombra de un imperio se alzaba vacilante.
Le pietre del vecchio Colosseo hanno parlato nella notte
La notte si cullava tra le vecchie pietre
e prestava loro un manto di nuda eternità.
Le strade dormivano umide, fredde,
deserte e piene di presagi.
La vita si occultava in comodi salotti,
ma io camminavo nella notte insidiosa,
cercando negli angoli della memoria
un istante di gloria.
I freni di un'auto lontana
rompevano il silenzio
e la tiepida luce di qualche finestra
testimoniava appena la presenza dell'uomo.
Pensavo a quelli che erano stati grandi,
mi domandavo sulla ragione delle loro vite,
sulla loro grandezza crocifissa ...
Solo il silenzio si presentava all'appuntamento
e tra le rovine del vecchio Colosseo
l'ombra di un impero si alzava vacillante.
(del libro Pasajero de otoño)