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- Miguel Ángel Yusta.
- Fotos de portada:Columna Villarroya 2010. Maica Rivera 2018. Todos los contenidos registrados.
viernes, 28 de febrero de 2020
miércoles, 26 de febrero de 2020
jueves, 20 de febrero de 2020
La periodista, poeta y narradora Inma J.Ferrero publica esta reseña de "Reflejos en un espejo roto"
Al fin he leído Reflejos en un espejo roto, de Miguel Ángel Yusta, este poemario que llevaba tanto tiempo en mi lista de pendientes imperdonables. Publicado por la editorial Lastura el pasado año 2019, es un periplo en el claroscuro del amor, dividido en diez partes, en las que el poeta se va deshojando pétalo a pétalo haciéndonos partícipes de ese gran dolor que el amor deja tras su marcha. “Vacío y soledad se dan la mano / y esa gota persiste. Ya son miles / que horadan con dolor hasta los huesos.” La particular ordenación de los poemas permite un ir y venir por las distintas fases del desamor, por los distintos episodios del dolor hasta llegar a la resignación y más tarde, ¿Por qué no? Dejar una ventana abierta a la esperanza. En una primera lectura del libro es palpable la melancolía que se cuela por cualquier resquicio del verso, haciendo de su lectura una danza en la que todos nos hemos vistos sumergidos alguna vez a lo largo de nuestra experiencia vital. ”Acabada la intensa travesía / cuando el olvido ha consumido el llanto / resuenan luminosas las trompetas.” El poeta mantiene una conversación intima de la que nos hace partícipes, manteniendo el interés del lector a través de un discurso hondo y sentido, expresivo y directo, con el que nos envuelve hasta hacernos naufragar en el conocimiento pleno del dolor que en ellos se expresa. Es significativo el tono de advertencia que en algunos casos el verso adquiere, como si el poeta dirigiéndose a un amigo del alma le persuadiera del peligro al que se aproxima “Las palabras se enlazan y acarician / cuando son luminosas. / Mas a veces se vuelve enemigas / oscuras y heladoras…”. Este libro está formado por poemas cortos que dan al lector una sensación de vértigo en la que el alimento, la estrofa, fluye nutriendo ansiosamente el alma que los acoge como nueva morada. El verso libre, otra característica esencial de la obra, la imprime de un carácter original que modela el poema hasta darle vida, consiguiendo así captar la atención del lector desde el primer momento de su lectura, ya que le otorga una mayor agilidad. El lenguaje poético del autor es sencillo y depurado, huyendo de la superficialidad de los ornamentos que hacen de la poesía, en algunos casos, algo anacrónico y desgastado, atendiendo a la razón de que la lírica busca decir lo máximo con lo mínimo, es decir, lograr una gran densidad de significado y una alta intensidad expresiva con el mínimo de palabras. “Mi palabra prolonga el pensamiento / y traspasa el cristal de tu mirada” La obra muestra una evolución bastante clara desde el principio al fin, que fluye naturalmente sin ningún tipo de presión sobre los versos. También es importante destacar la dimensión visual de los poemas, así como, la evocación de lugares o personas perdidas, recordadas desde la lejanía y la nostalgia. “En soledad contemplo / cenizas de recuerdo muy felices / que ardieron algún día en la memoria.” Podemos concluir diciendo que el efecto normal del amor es sentirse invencible, pero a su paso, tras su pérdida este se muestra implacable “Quisiera entrar al fondo de las aguas, / nadar bajo su luz, / preguntarme por qué, si sembré amor, / cosecho en el final tanta tristeza”. Y es que las defensas normales de supervivencia desaparecen una a una con su llegada, y el corazón y el alma quedan totalmente expuestos ante la idea fija de que esa
persona no habrá de dañarnos “Estas palabras, son como cuchillos. / ¡Cómo cuesta escribirlas / en medio de la noche y el insomnio.” El amor en realidad nos vuelve enteramente vulnerables y eventualmente habrá de haber algún daño. En el amor, nadie sale totalmente indemne. Pero ¿Vale la pena el riesgo? El poeta deja un soplo de esperanza. “Casi he marchado ya, mas sin tristeza / he dejado mis huellas. / Sólo el vacío ya, solo el silencio. / Mas silencio de amor esperanzado.” Siempre el hombre a solas, «desnudo en alma», no obstante, con ese punto, diríase esperanzado, aunque fuere por el deseo de vivir más, de conocer.
Nos encontramos ante un poemario y un poeta capaz de transmitir del modo más sutil los sentimientos que el desamor inflige, de la racionalización del pensamiento como indagador en el alma ávida del amor, poemas, los de este libro, que en algunos momentos reflejan el sentido de trascendencia, de vinculo. Este es un poemario difícilmente eludible para cualquier lector que sepa degustar los versos sin miedo, aunque estos sean espinas que reaviven aquello que una vez sentimos y que nos hizo frágiles como el cristal.
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