Calles mojadas por donde se pierden
apresurados pasos hacia ninguna parte.
Nostalgia sin lágrimas en las mudas esquinas.
¿Dónde te encontraré esta noche, amor mío?
¿Cómo podré saber tu nombre?
Sólo hay un silencio confuso y sagrado
y, a lo lejos, las luces de un taxi cruzan la niebla.
Tal vez tú estás adivinando mi silueta vagabunda
desde el cómodo refugio de tus sábanas,
compartidas con la cálida piel
sumisamente acoplada en tu abrazo.
Vibra mi tiempo mientras la noche fluye
impaciente por no poder hacerme suya
y en los altares de la desesperación
se inmola, una vez más, mi vientre desolado.
(C)Mayusta 2010