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miércoles, 24 de julio de 2024

Valentín Martín, escritor y periodista, comenta SUMMARIUM 25

 



      El libro de Yusta no es un libro más. Ni siquiera la suma de todos sus libros, aunque sea todo Yusta. Aquí está el ojo de águila y el ojo de halcón. Yusta no puede escapar a la avaricia de quienes le conocemos y lo amamos. O de quienes quieren conocerlo. O de quienes deberían conocerlo.
Porque Yusta en este libro, emocionalmente prologado por la sabiduría de Félix Maraña, está alimentando el hambre del lector con curiosidad y ganas. Un poeta nutrido y nutricional, un poeta que va más allá de sí mismo, un poeta que escribe para aterrizajes forzosos si se da la ocasión, un poeta con pausa o ráfaga, un poeta abundante y superlativo, propone aquí leer de todo. Este es el Yusta del libro.
Un libro concebido en la largura del tiempo, con las hermosas secuelas de haber sido traído con el placer de vivir el amor, el dolor, el sabor, el olor, todo lo que cabe en la vida vivida por un pirata honrado que bien podría haber sido bautizado por Labordeta en vez de Goytisolo.
Félix Maraña, que sabe leer mejor que nadie, avisa de que este libro es una película amatoria. Y claro que lo es, si Yusta, nuestro Yusta, domina esa asignatura tan humana mejor que la copla, la música lírica, la poesía, las pasiones que lo acompañan en el trajín ya apaciguado pero tan crónico como la bondad que va con él a todas partes.
La película de que habla Félix Maraña dura aquí 24 años. Suficientes para confirmar que Miguel Ángel Yusta ha hecho del amor una costumbre. Y aquí no hay the end que valga.

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