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miércoles, 27 de abril de 2011

Y también para José...

 
Han pasado los días
y no regresan más tus primaveras.
Ya contemplas el mundo desde el fondo
de tus muros abiertos hacia el cielo.
Han pasado los días
y la desesperanza se sosiega.
La luz proporcionada del ocaso
se prende de alfileres en las ruinas
de una ciudad sin límites
donde resuenan tus discretos pasos
grises de niebla y de silencios largos.

Has dicho adiós y basta.

Y sin querer marcharte nos emplazas
en una claridad de tu morada
que compartimos cogidos de tu mano
de poeta infinito.

Mas no caminas solo:
te acompañan los libres pensamientos
donde penden las huellas de tu paso rebelde.
Contigo vamos muchos cantando tus poemas
y nunca sentiremos tus ausencias,
porque son ya tus versos nuestros versos
y nos señalan nítido el camino...

(C) Mayusta 2011

lunes, 18 de abril de 2011


Con vientos favorables en mi barco,
buscando sin cesar amaneceres,
yo navego hacia ti con mi poema.


(c) Mayusta 2011

viernes, 15 de abril de 2011

Mi mar


Existe un mar sin brumas ni tinieblas,
vacío de memoria,
donde las olas cantan el olvido.
Promesas de otro tiempo, mis obras incompletas
reposan sumergidas
en el oscuro fondo de silencio.
Esperan, algún día, la luz renovadora,
la magia que las toque y las despierte.
Mientras, huye la tarde.


M.A.Yusta "De silencio y luz". Lastura, 2014

jueves, 14 de abril de 2011

viernes, 8 de abril de 2011

Y llegas tú

 
El ocaso se pierde e la penumbra
Aparece la reina de lo oscuro,
y me visto de sombra
con un manto de olvido.
Todo a mi alrededor se sosiega y espera
a que se duerman los postreros pájaros.
En esas horas lentas que separan las luces
 deseo ser el amo del tiempo,
para reflexionarlas y sentirlas.
En la duda de mis afirmaciones
está la oscuridad
y quiero dirigirme
hacia la luz, final del laberinto.
 
De silencio y luz. (Lastura, 2015)








sábado, 2 de abril de 2011

Deseaba decirte


Deseaba decirte, simplemente,
mirándote a los ojos,
las palabras que nunca
podemos pronunciar si no hay penumbra.
Deseaba decirte,
y casi te lo digo en un descuido,
que perdí las batallas
y, cómo no, alguna que otra guerra.
Derrotado en silencio lamía mis heridas
y en soledad pasaba mis calvarios,
hasta que con el tiempo
retoñaba con nuevas primaveras.
Esta noche presiento
que tu abrazo de piel
y la envoltura líquida de tu mirada suave
y tus senos desnudos abrigando
mi larga encrucijada de pesares
van a soltar mi lengua de miedos y ataduras
para tal vez decirte, aunque no quiera hacerlo,
que me sientas contigo
en mil amaneceres.

El camino de tu nombre (Quadrivium, 2011)

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