Esta noche contemplo la injusticia en cuarenta y dos pulgadas,
me pregunto el porqué de aquello y no obtengo respuesta.
Estoy sentado en mi sofá, cerveza y mando a distancia,
mientras la sangre, el fuego y el dolor desfilan ante de mí.
Si la rabia volara como un misil,
si no fuera todo silencio y cobardía,
si pudiéramos gritar por encima de la voz...
Pero ¿existe lo que veo o es solo una película de horror?
Esos seres humanos ¿son ciertos?
(Un avión ha amerizado sobre el Hudson
menos mal, se han salvado los ciento cincuenta ocupantes.
La CNN les ha dedicado varias horas
y se les veía felices, casi resucitados y bien cuidados.
El piloto es un héroe nacional)
Aparecen de nuevo los tanques, los niños muertos o mutilados, los padres desesperados,
los heridos sobre capós de coches viejos, No, no son últimos modelos.
Son chatarra llena de chatarra humana.
Sus heridas ¿no son acaso las nuestras?
¿No son ya suficientes su dolor, sus gritos de impotencia?
(Ha bajado la Bolsa: hoy habrán perdido bastante dinero
los bancos, los accionistas, los pequeños ahorradores
la crisis es cierta y no se sabe cómo ni cuándo puede acabar)
Los edificios de Gaza son escombros llenos de restos humanos
columnas de fuego y humo nublan el cielo.
Los aviones planean sembrando muerte.
El reportero tampoco puede entrar en el infierno.
Algún día pagaremos la factura...¿o no?
(Mañana mejora el tiempo, tal vez no haga falta ya el abrigo.
Este frío enero del dos mil nueve nos va a hacer la puñeta
Es tarde, estoy destemplado, me voy a la cama.
Me he perdido el programa de Buenafuente.
Tal vez mañana todo haya pasado...)
(c) Miguel Ángel Yusta 2009
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