Adoré los gemidos de tu cuerpo pagano,
tus ojos entreabiertos en mil flores de
seda,
la música prohibida de tus labios
como el rumor de la espuma de mar,
el perfume violento de tu piel
acreciendo mis ansias
de tener tu jardín.
Todo fue un himno susurrado y suave
y el despertar del sol en la mañana
encontró nuestros cuerpos
cubiertos ya de luz.
(c) mayusta 2011
(c) mayusta 2011
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