El prestigioso escritor y crítico, reseña así el poemario:
AYER FUE SOMBRA
Miguel Ángel Yusta Pérez
I Premio de Poesía “Delegación del Gobierno en Aragón” 2009
Edita: Delegación del Gobierno en Aragón y Cajalón
Editorial AQUA. 47 págs.
“La vida es una cosa —decía Ortega y Gasset— y la poesía es otra cosa. No las mezclemos”.
Probablemente cuando Ortega, dirigiéndose en una tertulia a los
poetas del 27, se empeñaba en hacer esta distinción, él mismo era
consciente de que estaba formulando un aforismo utópico, y de que cuando
la vida y la poesía confluyen es precisamente cuando puede salir a la
luz lo más hondo y sublime de ambos conceptos. Ortega lo sabía muy bien,
y si en aquella tertulia planteó tal disyuntiva a los jóvenes poetas de
su tiempo sería, probablemente, por hacerles cavilar un poco. Ya
sabemos cómo le gustaba a nuestro insigne filósofo desflorar los
argumentos.
En Ayer fue sombra, Miguel Ángel Yusta sabe
mezclar vida y poesía sin que ninguno de los dos ingredientes pierda su
propia esencia, y nos demuestra que esa mezcla, cuidadosamente
dosificada, puede alumbrar un bello poemario digno de merecer un premio
tan prestigioso como el que otorga la Delegación del Gobierno en Aragón.
No sé si, dentro del maremágnum de apellidos que se le
suelen atribuir a la poesía, se encuentra ya el de “poesía de la
evocación”. Si todavía no estaba consagrada esta definición (y no me
suena que lo estuviera) me atribuyo su paternidad y la reivindico desde
ahora para referirme a Miguel Ángel Yusta como maestro de la poesía de
la evocación.
El poeta nos sitúa en una Zaragoza de mediados
del siglo XX que todavía siente el escalofrío de la posguerra y en la
que el Yusta niño arraigó. Ese escenario queda magistralmente descrito
en una colección de quince poemas donde, entrelazando lo cotidiano con
lo trascendente, el autor va evocando, con una admirable carga lírica,
estampas y situaciones que a los lectores no nos resulta difícil
identificar. Hay lugares conocidos: calle Mayor, Tenor Fleta, el
mercado, el Sepu, el bazar X... hay populares personajes de entonces
(unos queridos y otros detestables), hay ídolos inolvidables: Gloria
Grahame o Bogart en un cine de programa doble, hay reminiscencias
íntimas y hay otras muchas cosas: esas “cosas” que probablemente estén
todavía en algún lugar y que, si hacemos caso a Borges, durarán más allá
de nuestro olvido y no sabrán nunca que nos hemos ido.
Habría
sido fácil, con un caldo de cultivo así, caer en sentimentalismos
tópicos o en morbosas nostalgias que hicieran peligrar la calidad de la
obra, pero esto no ocurre. Miguel Ángel Yusta sabe sortear tales
tentaciones y nos ofrece una colección de poemas magníficamente
construidos, frescos, ágiles, modernos, gratos de leer. Y sobre todo
impregnados de sinceridad, porque Yusta, como Miguel Hernández, empuña
el alma cuando canta.
Si amas la buena poesía, querido lector o
lectora, no dejes de saborear Ayer fue sombra. No siempre cae en
nuestras manos un libro tan estimulante, que además se cierra con un
broche de oro: el destierro de la derrota y el atisbo de los días de la
luz, que están a la vuelta de la esquina.
Datos personales
- Miguel Ángel Yusta.
- Fotos de portada:Columna Villarroya 2010. Maica Rivera 2018. Todos los contenidos registrados.
lunes, 1 de septiembre de 2014
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