Duermes
mientras pasan el tiempo y la distancia
y en tus ojos, cerrados al pasado,
hay un oculto mar de juventud inquieta.
Tus horas pasan
y llegan a la orilla del olvido.
Los pensamientos reposan en tu mente
y en el alma te habitan, silenciosos,
montes de sol y piedra.
Tus manos enlazadas
tendidas suavemente bajo el rostro
sin ánimo de lucha, relajadas,
ponen en son de paz toda tu vida.
Eres perfecta así y en tu reposo
hay un ofrecimiento indefinido
de darte sin pedir, de ser amada.
Peregrino de ausencias. Unaluna 2005
Imagen: "La Siesta", de Enrique Galcerá, 1963. Pza. Paraíso, Zaragoza.
Foto: Mayusta.
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