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viernes, 13 de julio de 2012

TEXTO de la presentación de "El camino de tu nombre" en el Corte Inglés de Barcelona el pasado 29.6.12, por el poeta Fran Picón.



Si me preguntasen a bote pronto por Miguel Ángel Yusta mi primera palabra sería “Soñador”, un soñador eternamente joven pese a que es un poeta mayor, y no por edad, si no por calidad y trayectoria. Columnista de “El Heraldo de Aragón”, ha publicado “Luces y sombras”, “Peregrino de ausencias”, “Teoria de la luz”, “Reloj de arena”, “Senderos de amor y olvidos”, “Ayer fue sombra” y “Cancionero de coplas aragonesas”.

Colaborador de múltiples revistas, miembro de la Junta Directiva de la Asociación Aragonesa de Escritores, cofundador de la Terturlia Poética Transversores y participante activo de múltiples eventos literarios por toda la geografía española.

Ayer fue sombra” fue primer premio del Concurso de Poesía del Gobierno de Aragón.

EL CAMINO DE TU NOMBRE

FEO, CATÓLICO Y SENTIMENTAL”

José Luis Gracia Mosteo



El camino de tu nombre es el autorretrato de un hombre como aquel marqués de Bradomín que imprimió Ramón María del Valle Inclán: un personaje “feo, católico y sentimental”, aunque en su caso deberíamos decir “catódico” por su afición a la pantalla de Internet, en lugar de a la iglesia; un escritor romántico pero experiencial que nos habla de su relación con las mujeres, sus sucesivos fracasos y su tormento; un libro para leer con las vísceras. Divido en Preludio, Initium (Equipaje), Pasos y Llegada, El camino… es un viaje a ninguna parte, lo cual quiere decir a cualquiera siempre que sea lejos de la soledad, porque su autor escribe contra el vacío. “La soledad, que en su mayor parte me ha venido impuesta desde siempre, y en parte fue buscada por mí”



Sigue diciendo Mosteo:

Es la poesía de Yusta, un bálsamo para su maltratada conciencia pero un castigo para su carne, porque nuestro poeta parece escribir para defenderse del oprobio de la vida; nuestro escritor es subjetivo, dulcemente egoísta y sentimental; alguien que sólo busca un poco de felicidad y que huye de sí mismo pues se dice como Pavese: “Solo no te bastas, y lo sabes”

Y remata Gracia Mosteo:

El camino de tu nombre es también el de la búsqueda del placer, aunque solo sea una brizna; del amor, aunque solo sea su sombra, y de la compañía, aunque sólo sea la de un desconocido.



Laura Gómez Recas, poeta, hace un excelente Epílogo al poemario de Yusta, titulado “Nombrar sin pronunciar” y en él, por ejemplo, nos dice:

No hay un camino hacia tu nombre… «Tu nombre es el camino».

El nombre es el sello que nos resuelve ante el mundo y el susurro

sobre el que se apoya el enamorado. El camino se gesta sobre él en

un deambular oscilante y ebrio. Siente el lector esa batalla por

mantenerse erguido sobre las letras del nombre de la amada, sobre

su totalidad. Yo te nombro y, haciéndolo, te defino. Esa es mi voluntad y ese es el camino que me lleva a reencontrarme con el que

soy realmente, con el perdido, con el que fui y no soy capaz de hallar

sin tu recorrido.

Sigue dicendo Gómez Recas:

Llegan los versos hasta cualquier alma predispuesta a empaparse,

según se pasan las páginas. Los poemas atraviesan el sentido

con una poética serena, madura y cálida que trasciende sin el

aspaviento, sin trenzar la sintaxis de forma insólita. Y eso se agradece y

transgrede en estos tiempos de vanaglorias y extravagancias indeseables.



Y termina Laura diciendo:



Y la original manera de cerrar el viaje, en la «llegada», con

un goteo inmenso de diminutos poemas, de versos esparcidos a

manera de lluvia sobre los últimos renglones. Delicada sensación

de amplitud, de sosiego, de un lugar preciso para reparar y dosificar

las heridas y las cicatrices que la pasión amorosa deja indefectiblemente

en cualquier amante.



El camino de tu nombre es un poemario de amor en todas sus formas, incluida el desamor, escrito desde la mirada tranquila de un poeta maduro que se siente vivo y joven y apuesta por el amor aunque duela.



Inundarte quisiera de ternura

para que comprendieras hasta dónde

puede llegar mi amor a ser locura

Yusta, desde el primer momento deja clara su forma de entender el amor, basada, como no puede ser de otra forma, en la entrega absoluta

Me vacío en ti e intento sobrevivir a la desesperación de no tenerte

más que en ese minuto en que todo tu ser se estremece, también,

en un relámpago de placer...

Poeta, Yusta, hombre, Miguel Ángel que se reconoce en el hombre que es, a través del hombre que fue, en su forma de amar, a través de cómo amó antaño:

VUELO de mis recuerdos al presente:

reconozco derrotas.

Pero también los triunfos

que trazaron caminos

a mis perdidos ángeles.

Un hombre que se sabe maduro, y sabe que siempre hay un último tren, pero quizá nunca se sabe su destino

Presumo que, tal vez,

es el último tren para llevarme.

¿Sabrá alguien mi destino?

Mayusta, nombre de guerra poética de nuestro poeta, pierde el miedo a decirle a su amada aquellas cosas que nunca se dicen si se sabe que se van a oír:

Te quería decir, y te lo digo

aunque a veces me corte las palabras

el saber que tu oído las escucha

y tus ojos las miran–

Y tampoco tiene miedo a lo que los labios de esa mujer amada puedan esbozar en forma de palabras o caricias…

Tus labios perfilaban

palabras deseadas tanto tiempo

y tus hombros desnudos

sugerían torrentes de caricias.

Porque, queridas amigas, queridos amigos, cuando las palabras dejan paso a los sentimientos y el sabor del silencio se paladea con las papilas de una caricia, es cuando nuestro poeta nos invita a subir la temperatura de los sentidos:

Quisiera penetrar hasta la médula

tus sentidos rendidos y entregados,

rodar por tus pendientes,

enajenarme acuchillando el aire,

romperme entre tus carnes,

loco.

Y, pese a que el camino no está escrito, el poeta sabe lo que busca en él:

QUIERO encontrar mi vida entre tus ojos

limpios de adolescente

Y tras encontrar la vida el poeta sigue caminando por esa senda, a veces maldita, a veces maravillosa, que lleva al final de la escapada:

Perfilado de luces y deseo

me encamino hacia ti sin condiciones.

Y se funden, al fin, en un instante

nuestros amaneceres...

Un final que siempre es el inicio de ese instante perpetuo que es el vivir

Camino lentamente hacia el invierno

Mientras, tu amor enciende

el anhelo de nuevas primaveras

Porque, nuestro amigo Yusta, nos recuerda que una sonrisa da sentido a un instante, a ese instante que es la vida:

Entonces sonreíste

y abrazaste mi entera soledad.

En ese mismo instante

yo deserté por fin de la tristeza.

Tal vez, nos dice, ni siquiera exista el tiempo, la distancia, quizá todo se tiñe del color de dos pieles fundidas sin medida:

Y es que tal vez no existen

ni tiempo ni distancia.

Quizás estás aquí, y yo te abrazo,

en el sueño más bello de mis noches...

Y en ese momento de fusión plena en el que el mundo se para y deja de existir más allá de los confines del sudor y la saliva, Yusta, nos dice:

No importará si el mundo sigue andando

locura de las horas—

o si han quedado mudos los relojes.

Pero no sólo nos habla de lo que no importa, si no también de lo que sí le importa:

Me importa, simplemente,

que te acerques con el alma desnuda

y no existan las horas sin tu abrazo.

Avanzando, sin mirar atrás, el poeta va tomando conciencia de lo que se tatúa en sus sienes conforme traza las huellas de su propia realidad

Y decidí que no hubiera retorno:

invertí la verdad de mis fronteras

y enterré en mis entrañas

las letras de tu nombre.

Y el vacío deja de serlo para colmarse de luz

HAS LLENADO vacíos de mis noches

con instantes de luz.

Colmado y vuelto a vaciar cuando se hace evidente una nueva ausencia

Extenuado, respiro tu perfume de ausencia

y comienzo a vivir

otro día sin nombre.

Pero, pese a todo, nuestro poeta ha llegado, el camino reposa en los costados de su entereza y las alforjas de su rutina cobran un nuevo sentido

CADA DIA una letra

hasta formar el tiempo de tu nombre,

abecedario

eternamente repetido.

Y una vez ha llegado al poeta le asusta la certeza de estar y nos dice

HE LLEGADO a ti y he tenido miedo.

Me he vuelto a la noche.

El camino de tu nombre es un camino de esperanza, de apuesta por amar y por vivir amando, sin embargo, al final, cuando el hombre que escribe versos se adentra en su propia esencia y en la de su amada, nos transmite una sensación de desasosiego que nos convierte en cómplices de esa imperceptible levedad que envuelve todos y cada uno de los momentos que conforman nuestro sendero de vida

ESTABAS tan cerca

que no me di cuenta de tu inmensidad.

Por eso ha caído la noche sobre mis pupilas

y ha llegado la soledad del frío

Sin embargo, no hay rendición, si se acaba un camino siempre hay otro por empezar y el poeta lo sabe, y lo canta con unos fantásticos versos finales:

AYÚDAME a caminar

por el sendero de las preguntas.

Tu nombre es el camino

Tu nombre es la respuesta

En definitiva, El camino de tu nombre, es un poemario que nos enseña a caminar en el silencio que pronuncia ese nombre que a cada uno provoca a avanzar hacia no importa donde, porque lo que importa es el como y la huella que deja ese andar en nuestra piel

Miguel Ángel Yusta, un poeta, un amigo, un hermano….

3 comentarios:

Fran Picón dijo...

Fue un orgullo presentarte, un abrazo, hermanico.

Marcos Callau dijo...

Enhorabuena por esa presentación de Barcelona que debió ser estupenda. Un abrazo amigo Mayusta.

Unknown dijo...

un verdadero placer leerte, y un lujazo el que tuve al poder estar con vosotros!!
Me encanta el poemario!! me emociona!

Un beso con todo mi cariño!

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