Miguel Ángel Yusta,
(Zaragoza 1944) es poeta, escritor y melómano. Columnista de prensa
desde 1968, colabora asiduamente en varios medios escritos,
principalmente (desde 1971) en Heraldo de Aragón, en sus secciones fijas
Rincón de la copla y Cosas de ópera, además de colaboraciones
ocasionales en las secciones de opinión y Artes y Letras. Ha publicado
veinticuatro poemarios individuales, numerosas colaboraciones en
antologías, revistas literarias y publicaciones colectivas y dos ensayos
sobre la copla.
Hace
unos años los editores (Antonio Huerga y Charo Fierro) le propusieron
seleccionar unos poemas de algunas de sus publicaciones preferidas de
los 25 años últimos. Se puso a trabajar a principios del 2024 y propuso
el título Summarium 25 debido al sumario-resumen de 25 años, donde el lector puede tener una idea de su trayectoria en este cuarto de siglo Summarium 25.
El resultado es ese título que, además, rinde implícitamente homenaje a
uno de los poetas aragoneses que más importante para Miguel Ángel
Yusta, Miguel Labordeta, y a una de sus obras más emblemáticas: ‘Sumido
25’.
Ha ordenado el libro de forma cronológica. Summarium 25 contiene versos escritos por Yusta en varios libros de poemas entre 1999 y 2023.
El título nos muestra un recorrido o una recopilación de su muestra
poética como si se tratara de un libro de poemas de forma integral. No
tiene fechas con lo cual está despojados de los años de
publicación de las obras de donde ha extraído sus poemas.
El conjunto es analizado con perspicacia, en un prólogo titulado “Para una estatutaria del amor y sus contrarios”, por el poeta Félix Maraña.
Esta nueva recopilación se divide en 18 secciones en que su prologuista
realza los matices de blanco y negro, los contrastes de luz y la
sonoridad interior cálida de sus ideas para englobar su fin creador. En
el discurso poético existe una trayectoria afectiva recopilada a lo
largo de más de una veintena de publicaciones en las que el poeta despliega
sentimientos, aspiraciones, dudas e incertidumbres ante la existencia,
sobresaliendo por su tarea intelectual. El amor en el libro recorre
todas sus facetas o variables desde la amatoria, la sensual, la
sensitiva y la pasional.
El
primer poema con el que inicia su libro es ya un canto a la palabra
donde la define, la acota y la siente. La palabra poética como se
expresa en la RAE es la manifestación de la belleza o del sentimiento
estético y por supuesto, el arma más poderosa capaz de transmitir un
sentimiento de amor, odio, tristeza, angustia, porque la palabra ama, odia, acaricia... En
su poesía existe música y ritmo donde el amor es el motor del mundo y
del hombre que lo habita.
En
el texto nos muestra sus ideas y formalismos estéticos, sus mundos
poéticos. El poeta experimenta con el verso blanco hecho de versos
heptasílabos y endecasílabos un largo viaje de su proceso creativo en el
que aparece un mundo de metáforas aisladas y surrealistas atravesadas
por ciertos referentes simbólicos. Podríamos decir que la escritura de
Miguel Ángel es una forma de exteriorizar el mundo, una manera de
percibir la realidad y reflejarla, una mirada al horizonte bajo el
prisma existencialista.
Las
oquedades, las grietas, las fisuras y las fugas se vierten en un viaje
filosófico sentimental que transita por los pasadizos del Ello y el
Superyó. Deseos insatisfechos, amores y desamores, rupturas que provocan
angustia y desazón hasta el límite para adentrarse y penetrar en el
Otro. En este libro de poemas, el poeta aragonés reflexiona sobre temas
transversales que forman una atmósfera y dan coherencia a su estructura.
El poeta penetra en los sueños y en las ensoñaciones del inconsciente y
a través de la imagen, el símbolo y la metáfora nos invita a traspasar
sus mundos poéticos que bordean por varias aristas que arman toda su
estructura poética. Uno de ellos es la devoción que siente por la
poesía; un segundo transita por la infancia y se adentra en la memoria;
un tercero expone a Zaragoza como ciudad primordial y básica en su vida
Hay un epígrafe extenso que se titula ‘Zaragoza mía’ en el que homenajea
a la Zaragoza de su niñez y juventud, con sus luces y sombras, placeres
y sinsabores, pero con la suave nostalgia del recuerdo de una ciudad en
la que nació, creció, vivió y amó; el cuarto aparece como un binomio
entre el amor y la aventura amorosa por un lado y su reverso por otro;
en el quinto el viaje a las ciudades de Madrid, París, Roma y Atenas
aportando ideas, reflexiones, emociones y la idea del espacio como lugar
de encuentro; en su sexto mundo Yusta nos acerca a la música y más
concretamente, al Cuarteto de Beethoven y a la ópera como buen melómano.
Él se siente conmovido y emocionado ante la belleza absoluta de una
obra maestra de Wagner, Verdi, Puccini o tantos grandes autores de
diferentes épocas. Ha escuchado cientos de óperas y los últimos veinte
alrededor de cincuenta al año, incluyendo maravillosas zarzuelas, ese
género nuestro, genuino y que muchas nuevas generaciones, aturdidas por
el sistema, casi desconocen, como tantas otras cosas. Yusta es un adicto a la
ópera, a los cantantes y músicos.
No
podía faltar un séptimo mundo dedicado a las coplas y el Haiku y como
Yusta explica, el haiku es una estrofa japonesa que se ha adaptado al
castellano formándose con tres versos de cinco, siete y cinco sílabas
(caso que se da también en la coda de la seguidilla o bordón) con
libertad de rima y reglas específicas, pero que nada tiene que ver en
esencia con la cultura occidental. Curiosamente ha proliferado entre
determinados sectores poéticos, aunque la fuerza poética y expresiva de
la soleá, seguidilla y copla no tiene parangón y se tiende a volver a
las formas tradicionales.
Un
octavo mundo es el dedicado al cine y sus fantasmas. El noveno mundo lo
dedica a la compasión, la solidaridad, las obsesiones, las injusticias e
incluso, a la Pandemia y el último y décimo mundo dedicado a la
amistad, los amigos y la muerte a través de homenajes a amigos y
escritores muertos. La conciencia de finitud. Uno de los poemas claves
es uno de 1979 dedicado a su padre como instrumento muy capaz, también,
de expresar dolor de forma bella y serena como lo es la música y muy
buenos ejemplos están en la mente de todos. La forma de poema enriquece
esa expresión que, al mismo tiempo, es homenaje a quien se dedica, en
este caso a un padre.
En
una entrevista que le hace Antón Castro para el Heraldo de Aragón,
Miguel Ángel Yusta expresa que “La escritura poética es, para mí, un
ejercicio en soledad con el que busco plasmar sentimientos y sensaciones
en lenguaje poético y que el lector las sienta como si le hablase al
oído. Cada lector interpreta un poema distinto, aunque lea el mismo y
esa comunión, autor-lector es íntima y personal. Se dice que leemos para
que nos quieran. Y es bien cierto”.
Y, finalmente, cito una frase del poeta y amigo Ángel Guinda, que pensaba y expresaba de Miguel Ángel Yusta: "En él conviven la
magistral intuición comunicativa del poeta popular y el talento
expresivo del poeta culto".