cuando el camino a ti sólo fue sombra
envuelta en el silencio de tu ausencia.
Reviví nuevamente en otros ojos,
redimieron mis pies caricias suaves,
cansados como estaban
de caminar la nada y el olvido.
De aquella guerra inútil
fueron bandera blanca dulces sábanas
arropadas en cuerpos generosos
que disolvían el sabor del miedo.
Confié nuevamente, calmadas las batallas,
en una paz sin armas escondidas
en las esquinas sórdidas del odio.
Y enterradas, por fin, las flores del recuerdo
ya nada fue tu nombre.
(c) Mayusta 2010
10 comentarios:
Estupenda esa "nada", Miguel Ángel. Aprendiendo seguimos...
Ya lo creo, Marcos. Cada día aprendemos. Un abrazo.
Ese final imprime el sabor de la derrota en la garganta, "y esa menuda nada, ahoga" (es más o menos un verso mío). Hermoso y triste.
Un beso.
Se pierde toda esperanza cuando solo se perciben sombras y silencios, cuando un nombre deja de ser, precioso poema Miguel Angel cuánta tristeza se siente cuando se llega a esa "nada"
Un beso un poema precioso en su tristeza
De la batalla que se libra en el alma, del dolor de la batalla y de la reconciliación con una paz que lleva implícito el entierro del recuerdo.
Luego, el último verso: que no es un verso, es el verso.
Aunque te diré algo: los tres primeros versos son magníficos. Digan lo que digan por ahí los que, por decir, dicen muchas tonterías.
Besos enormes.
Laura
De principio a fin se respira la batalla del olvido. Es dulce olvidar acariciado por cuerpos generosos. Es bueno confiar sin recovecos. Es genial el poema.
Un abrazo amgio.
Y si no lo pronuncias, desaparece.Biquiños de auga, sen nome.
qué amargo lo que atrás queda, cuando aún palpita el olvido y la nostalgia
hondura de palabras Miguel Ángel, siempre bellos tus versos
besos
Un valiente poema de renuncia, olvido y abandono, además de muy bello.
Un besazo, poeta.
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